29 de diciembre de 2008

Cuento Chino: el alquimista negro y su perro.




El alquimista negro y su perro, UN CUENTO CHINO



De Zhou Zhou, el alquimista negro, se cuenta que en cierta ocasión atrapó a un perro callejero y le enseñó a comprender el lenguaje humano. Era un perrillo negro y feo, y a nadie le agradaba su presencia, pero Zhou Zhou lo llevaba consigo a todas partes. El perrillo ladraba, movía el rabo, se comía las mondas o las golosinas que le arrojaban, y nadie sabía que era capaz de comprender el lenguaje de los hombres y que todo lo que oía se quedaba grabado en su memoria. Zhou Zhou llevó a su perrillo a una casa del mundo flotante, y el animal se iba paseando por las diferentes habitaciones y escuchaba las conversaciones filosóficas y también las cosas que se decían los hombres y las mujeres cuando se abrazaban sobre la esterilla. Había muchos altos funcionarios, poetas y administradores que acudían a aquella casa, y Zhou Zhou estaba seguro de que el perro había escuchado disertaciones inolvidables, o incluso secretos de estado. En otra ocasión lo llevó al palacio de la Garza Blanca, donde vive la sobrina del emperador, y le dejó que vagara por los balcones, que entrara en el gineceo y que escuchara todas las conversaciones prohibidas a los oídos de los hombres.




El perro parecía triste y alicaído, y entonces Zhou Zhou le enseñó a hablar.
Ahora cuéntame lo que has oído le dijo el alquimista..
Es demasiado triste –dijo el perro. Para un perro, los hombres sois tan parecidos entre sí como una gota de agua a otra. Entonces, ¿por qué os odiáis tantos los unos a los otros? ¿Por qué os tenéis tanto miedo?




¿Eso es todo lo que tienes que decirme? –dijo el filósofo aireado.
-No, hay otra cosa más –dijo el perro-. Vuélveme a mi condición original.



Qué rabia y qué tristeza terminar así un año más.



¿Hasta cuándo se va a seguir permitiendo el genocidio que Israel está llevando a cabo sobre el pueblo Palestino?




¿Acaso es esto lo mismo, acaso es igualitario?











Por favor, basta ya de tanto odio y de tanto miedo.


27 de diciembre de 2008

Ejercicios para las náuseas

Para aliviar las náuseas más ligeras puedes hacer durante un espacio de dos a tres minutos la postura del sistema Zhan Zhuang, Chi Kung del Árbol, número dos que se llama sujetar la pelota. (imagen número 1). Después de esos minutos pon las dos manos, una sobre la otra, en la boca del estómago, justo debajo del esternón.
Al cabo de unos minutos frota toda la barriga, para ello coloca una mano sobre la otra y haz 36 círculos en el sentido contrario de las agujas del reloj, después otros 36 en el sentido de las agujas del reloj. Lo puedes hacer de pie, sentado o acostado.



Figura número 1



Si las náuseas son fuertes, o tienes dolor en el estómago y ganas de vomitar puedes hacer lo siguiente. ponte en cuclillas con la espalda contra la pared, los piés deben estar planos sobre el suelo, sin levantar los talones y la parte inferior de la espalda apoyada en la pared: rodea las rodillas con los brazos sin apretar y permanece en esta posición durante unos minutos. Este ejercicio tmbién alivia el hambre cuando se acerca la hora de comer y no tienes a mano una fruta o fruto seco que comer.


También puedes prcticar el sonido curativo del bazo-páncreas-estómago que puedes aprender a hacer en el video de sonidos curativos. Vas a la página principal y a la derecha verás el índice de contenidos, entra en videos, y alli en sonidos curativos, el tercer sonido es el del bazo.

13 de diciembre de 2008

Raj Patel: "Tras una barrita de chocolate hay niños esclavos"








11/4/2008 LA ENTREVISTA CON RAJ PATEL, ECONOMISTA Y SOCIÓLOGO
Raj Patel: "Tras una barrita de chocolate hay niños esclavos"
Empezó protestando en Seattle y ha acabado escribiendo Obesos y famélicos. El impacto de la globalización en el sistema alimentario mundial (Los Libros del Lince).

Foto: JOSEP GARCÍA
NÚRIA NAVARRO
--Hay 800 millones de famélicos y 1.000 millones de obesos.--El hambre y el sobrepeso son síntomas del mismo problema. Están vinculados entre sí por las cadenas de producción que llevan los alimentos desde el campo hasta la mesa.
--¿Vinculados en qué sentido?
--El control del sistema alimentario mundial está en manos de unas pocas empresas. Unilever, que controla el 90% del mercado mundial del té; Cargill y supermercados como Wal- Mart, Tesco o Carrefour. Ellos nos venden comida que tiene lo que nuestros cuerpos desean: azúcares, grasas, sal.--Si lo desean nuestros cuerpos...
--Aparentemente, los súper ofrecen libertad de elección, pero nuestros instintos están manipulados por su estructura misma. ¿Se ha fijado en que hay panaderías a la entrada?
--Sí, señor.--Es uno de los últimos inventos. No las instalan porque ganen dinero vendiendo pan, sino porque el olor a pan invita a entrar y a comprar más.
--¿Así de fácil?
--Sí. Ya dentro, influyen la colocación de los productos en los pasillos, el tipo de iluminación, la música. Te encuentras cientos de cereales con un porcentaje de azúcar elevadísimo, pero nadie te anima a comprar frutas y verduras de temporada.
--¿Qué no hay que echar nunca en el carro de la compra?
--Si quiere morir pronto, eche en él todos los productos que tengan una larga lista de ingredientes. Ya sabe, colorantes, conservantes, saborizantes, antioxidantes. Añada los congelados, precocinados, fritos de antemano, caramelos y chocolates.
--¿Suspende a los chocolates?
--Uno de los principales productores de cacao del mundo es Costa de Marfil. Sabemos con certeza que en sus plantaciones trabajan niños esclavos. Así que, detrás de una barrita, están esos niños. Además, si mira la lista de ingredientes de la barrita verá que aparece la lecitina.--Extraña la lecitina.
--Es un subproducto de la soja que mantiene la grasa y el agua unidos. En Brasil, hay 50.000 esclavos agrícolas que trabajan en los campos de soja. ¡Más esclavos para el chocolate!
--Volvamos al súper. En concreto, a los departamentos de compras.
--Los campesinos de los lugares más remotos del planeta son víctimas de los dictados de esos departamentos de compras. El de Carrefour, por ejemplo, es el que le dice a los payeses de Lleida: "No produzcáis vuestras manzanas, sino esas que brillan más y aguantan mejor el transporte". ¡No saben a nada!
--Empiece a dar soluciones.
--Un paso enorme sería no comprar en el súper. Los productores de la zona no son más caros, ofrecen más variedad y el dinero no se fuga fuera.
--Esa idea tropieza con las prisas.
--Pues es algo a cambiar. En EEUU se puede consumir en el coche, yendo de un trabajo a otro, una ración de patatas fritas con salsa de queso de un fast food. ¡Tiene 3.000 calorías! Una alternativa es el slow food, un movimiento que sabe que, para disfrutar de la comida, se necesita tiempo y dinero. Presionan sindicalmente para conquistar dos horas para almorzar y el aumento del salario mí- nimo de los trabajadores.
--Más sugerencias.
--Han tenido casos de vacas locas, ¿no? Hay que cambiar la forma en que se produce la comida, porque la actual no es sostenible. Se necesita una caloría de combustible fósil por cada caloría de comida que producimos. Reinventemos el futuro.
--¿Alguien lo intenta ya?
--En Brasil, por ejemplo, el movimiento de los sin tierra ha tomado tierras infrautilizadas y cultivan comida de verdad. Se organizan en comunidades, abren escuelas y tienen una tasa de desarrollo muy superior a la de los programas trazados por el Gobierno para la soja. Y luego hay iniciativas pensadas para los niños.
--Candidatos al sobrepeso.
--Los niños que viven en familias que disfrutan de la comida crecen más sanos. De lo contrario, al menos en EEUU, están condenados a morir cinco años antes que sus padres.
--¡Qué espanto!--En California se ha puesto de moda el recreo comestible. Durante las horas de patio, los niños cultivan un huerto. Ven cómo crece lo que comen.
--EEUU es capaz de lo mejor y de lo peor.
--Hay analistas que dicen que la guerra de Irak es una guerra vinculada a la comida. "Es la conquista del petróleo que comemos", dicen. Lo cierto es que, antes de que entrara la ayuda humanitaria a Bagdad, ya habían abierto un Burger King.
--¿España va bien?--Es el segundo país de la UE en el que más rápido ha crecido la obesidad, por detrás de Gran Bretaña. Y es por la multiplicación de los fast food. Tengan mucho cuidado.

4 de diciembre de 2008

El Rooibos envenenado



Tengo vecinos nuevos, nuestros patios están separados por flores y plantas que al menos nos regalan una cierta intimidad visual. La pared del dormitorio parece coincidir con el suyo, sin secretos pues, ni siquiera esos que ante tu pareja ocultas.
Noche tras noche oigo sus palabras. Aunque se escucha voz de mujer, la suya predomina, monologa y casi me atrevería a decir que le gusta escucharse. Alguien con ideología, de esos que dicen tener sólidos “principios”; estancados y rígidos diría yo, si tenemos en cuenta la severidad con la que trata a lo que supongo sus amigos, o al menos, conocidos:
-¿Te has fijado esa Carmen? Vaya vanidad con patas…, en realidad tenía un puesto en no se qué empresa, según me contó, pero le han ascendido y desde entonces viene con otras maneras…. Insufrible vamos-.

-Pues mira también la señora esta que ni el nombre me viene, zafia, inculta, conversación de tres al cuarto… ¡qué aburrimiento! Pero hay que aguantar, al fin y al cabo se me planta a las cinco de la tarde, día tras día, y bueno es tener clientela fija…

¡Y las joyas que vienen juntos! ¿Se creerán ingenieros informáticos? Hoy en día cualquiera que hace unos pinitos en esta materia o aquella ya se cree licenciado por Harvard y Master en Columbia…-

Un día, otro día, desgranando esas perlas y muchos diamantes más que no voy a relatar porque sólo redundarían en mostrar y demostrar el desprecio absoluto que esta persona siente por las demás. En fin, escuchar una y otra vez el necio triunfalismo de la élite a la que cree pertenecer.
Poco a poco esa voz se me ha ido grabando en la mente al punto que, sobre todo durante la siesta, esa hora mágica en que la digestión de los alimentos hace posible casi cualquier cosa, fantaseo con que las plantas hablan. No deja de ser curioso escuchar el parloteo del patio. Hasta juego a ponerle ciertas variaciones a su tono, de modo tal que tengo un geranio de voz atiplada; un ficus enorme y precioso, que vaya usted a saber por qué le adjudico uno desabrido y desagradable, quizá en recuerdo de esas viejas películas, en las que un tipo de voz semejante a la del vecino, salía de la garganta estertórea de una bruja abyecta y retorcida.
Y pasaban los días. En uno de tantos, mientras daba cumplimiento al paseo de la tarde, decidí transgredir el recorrido habitual y di la vuelta por la calle de atrás del portal. Suelo ir abstraído, pues en mí, las mejores reflexiones parecen surgir de este modo errático de caminar. Qué fue lo que hizo que levantara la mirada no lo se, pero allí estaba…, luces de neón alegres pero sobrias anunciaban un nuevo, al menos para mi, negocio en el barrio,
“La Tetería”…, arrastrado por los aromas no pude evitar caer en la tentación y entré. Un interior con mucho estilo, se veía que lo había diseñado un profesional, o al menos alguien que sabe lo que gusta en estos tiempos modernos; toque minimalista, es decir, casi sin toque, comodidad y un cierto claroscuro. La carta bien diseñada y ordenada, los precios adecuados. En la mente surgía como margarita, ¿te verde? ¿rojo?. Colores, olores y sabores revoloteaban en el interior de la cabeza; tal variedad de hierbas me fascinaba y hacía difícil la decisión. Ya se, ni uno ni otro, un rooibos. Esa plantita africana mal llamada te ya que no contiene ni un ápice de teína, un rooibos con aroma a cítricos y canela. Sin más dilación, no fuera a ser que cayera otra vez en el penduleo de la indecisión, busqué con la mirada al camarero, aunque por su porte y atuendo más bien parecía el dueño del establecimiento. Diligente y con una sonrisa en los labios vino a atender. Un rooibos por favor, este, sí, el de canela y un toque de limón.

-Un rooibos especial, buena elección caballero-.

Las gafas cayeron de las manos del sobresalto, pero…, pero ¿Dónde estoy?, ¿Desde cuándo mi ficus habla? Rápidamente, pasado el primer susto, la mente ordenó todo aquel galimatías. Mientras, su sonrisa se abría y abría hasta que ya no fue sino caricatura de si misma. La delicadeza y simpatía se habían transformado en la cínica crueldad de esa vieja bruja criticona que tan conocida me era. Consternado, y sí, por qué no decirlo, también asustado de verme sometido a sus deleznables juicios me levanté y lo más rápido que pude abandoné el saloncito.Una vez a salvo, ya en la calle, un suspiro de alivio surgió de lo más profundo de mi ser…..No, no tomaré rooibos envenenado, mejor el poleo de siempre y eché a caminar hacia el bar de toda la vida. En él, paso unas tardes mejores, otras peores, algunas aburridas por demasiado cotidianas, pero nunca hasta el momento envenenadas.