27 de mayo de 2008

Cuentos chinos... Chuan Tzu








Alguien me ha pedido que pusiera algo de Chuan tzu, pues aquí tenemos un primer acercamiento:



Un hombre feliz

Un hombre fue a visitar a Chuan Tzu y le expuso así su situación.

-Soy un hombre desdichado, oh admirable filósofo. Enséñame el camino del Tao para lograr así la felicidad.

-Antes de enseñarte cuál es el camino del Tao necesito saber por qué eres infeliz –dijo Chuan Tzu.

Soy infeliz porque no tengo nada –dijo el hombre mostrándole las manos vacías.

-¿Qué tienes ahí, entonces? –preguntó el filósofo.

-Nada. ¿No ves que están vacías? –dijo el hombre.

-Tienes dos manos –dijo Chuan Tzu-. No es cierto que no tengas nada.

-Soy infeliz porque no tengo casa –se quejó el hombre.

-¿Dónde vives, entonces? –preguntó el filósofo.

-No vivo en ningún sitio –dijo el hombre-. ¿No acabo de explicarle que no tengo casa?

-Vives en tu cuerpo –dijo Chuan Tzu-. Esa es tu casa verdadera.

-Soy infeliz porque estoy solo –dijo entonces el hombre.

-¿Con quién vives, entonces? –preguntó el filósofo.

-No vivo con nadie. No tengo mujer ni familia –dijo el hombre-. ¿No acabo de explicarte que estoy solo?

Vives contigo mismo –dijo Chuan Tzu-. ¿Qué otra mejor compañía podrías tener?

-Por favor, enséñame el camino del Tao.

-Tú no necesitas el camino del Tao –dijo Chuan Tzu con una amable sonrisa-. ¿Para qué, si tienes todo lo que deseas y eres ya completamente feliz?

26 de mayo de 2008

Elemento Madera 2 (Hígado y Vesícula Biliar)











Sigamos con el elemento madera


Período del Día
El elemento madera se corresponde con el inicio del día, pero según la medicina tradicional china las horas de los meridianos de hígado y vesícula son desde las 11 a la 1 de la madrugada para el primero y de la 1 a las 3 para el segundo; en estos momentos se produce un incremento de la energía que hace que las personas que padecen un desequilibrio en esos órganos se desvelen; al mismo tiempo se experimenta un empeoramiento por la mañana lo que hace que parezcan nocturnas sin serlo en su esencia, son nocturnos debido al desequilibrio, no por naturaleza. Conviene pues acostarse antes de esa hora crítica de las 11, pues sino nos expondremos a permanecer desvelados.


Decíamos que la manifestación meterológica de la madera es el Viento, tienen en común la fuerza y lo cambiante de su dirección, su inestabilidad es junto a la humedad una de las energías perversas, es decir, energías que desequilibran el Qi, por ello NO practicaremos chi kung o tai chi a la intemperie los días que haya viento o que sean excesivamente húmedos. Sobretodo las personas que padecen un desequilibrio del qi o enfermedad de hígado o vesícula no deben exponerse a esta energía pues sufrirán más que ningún otro sus efectos negativos.



Funciones del hígado

Las funciones energéticas del "general" son amplias y variadas, destacaremos las siguientes:

Regula la circulación sanguínea y el flujo de Qi.


El hígado almacena la sangre que es una función Yin y regula el flujo del Qi (función Yang), pero es un órgano que, junto al corazón, tiende a trocarse en Yang, esto es, tiende al calor lo cual implica que la mayoría de los ejercicios de chi kung dedicados a este órgano tienen como meta paliar el vacío de yin por exceso de yang, es decir, tienen como meta en este caso concreto, nutrir la sangre y suavizar el flujo de qi a su paso por el hígado.

La sangre fluye hacia el hígado cuando se está en reposo, por esto muchas personas afectadas de este órgano padecen un estancamiento que se traduce en una desmejoría al levantarse por la mañana o tras permanecer en descanso, el estancamiento está impidiendo que se relicen adecuadamente las labores de desintoxicación y depuración.

En cuanto al flujo de Qi, un órgano enfermo no es capaz de regular su flujo y al ser preminentemente Yang, van a verse alterados sobre todo los aspectos yin o emocionales como son la blandura, la flexibilidad, la sensibilidad y, a nivel físico, la nutrición. Por ello resulta esencial para un hígado enfermo desarrollar constantemente estas cualidades.

Una energía qi perturbada al nivel de este órgano tendrá como consecuencia, si está en exceso:
Trastornos digestivos: náuseas, vómitos biliosos, flatulencia, hipo, extreñimiento o diarrea, dificultad para tragar, nudos en la garganta,migrañas, dolores de cabeza en la zona frontal u occipital

Trastornos menstruales: reglas dolorosas, coágulos, dolor en los pechos.

Trastornos circulatorios: piernas cansadas, hemorroides, sangrados de la nariz repentinos, taquicardias y brotes hipertensos provocados por la ansiedad.

Trastornos tiroideos.

Trastornos oculares

Debilidad frente a los virus de la hepatitis

El estancamiento del qi produce también síntomas emocionales como cambios de humor, reacciones excesivas, arrebatos, enfados, crisis de lágrimas y ansiedad excesiva, depresiones e irritabilidad.

Si la perturbación se debe a un vacío de qi del hígado (madera-yin):

Cefalea orbital sobre todo por la mañana.

Fatiga constante, sobre todo en primavera.

Hipotensión con debilidad y desmayos. Mareos en coche, avión o barcos.

Debilidad frente a los virus de la hepatitis y el herpes.


Gobierna los tendones, músculos y uñas


Energéticamente el hígado nutre músculos, tendones y uñas, si su energía está perturbada los músculos estarán tensos, sobre todo los de las mandíbulas, cuello, trapecios y espalda, siendo proclive a los calambres y contracturas.

Cuando estan equilibrados hígado y vesícula, las personas muestran un dinamismo muscular que está por encima de la media, le gusta practicar deportes incluso de riesgo.

Los ojos y el Hígado


Cuando el hígado está enfermo se es propenso a la fatiga ocular, miopía e hipermetropía, a que se resequen y enrojezcan, a conjuntivitis, y trastornos degenerativos de la retina; así mismo cuando se cansa la vista se altera el hígado, por ello debemos ser especialmente cuidadosos cuando estamos mucho tiempo leyendo o delante del ordenador, es necesario parar y realizar masajes en los ojos que más adelante explicaremos .

El alma del hígado

Existen cinco shen (almas vegetativas), una por cada elemento, y todas juntas forman el Shen, esto es, la conciencia, este Shen está regido por el corazón.

El alma vegetativa del hígado se denomina HUN y su función es ayudar al Shen en la gestión de las emociones, de tal forma, que el hígado es el primer filtro que protege al corazón, cuando se producen emociones demasiado fuertes el primer órgano que recibe ese impacto será pues, el hígado, entonces se producirán síntomas psicosomáticos. El Hun también tiene la función de cooperar a memorizar visualmente, los chinos hablan de memoria loro. Así mismo está relacionado con las funciones de la visualización, la imaginación, un buen funcionamiento del hígado asegura una canalización de esta capacidad encaminada a producir motivación, bienestar, curación o sanación espiritual... muy interesante aplicarla par fortalecer la capacidad de regeneración del hígado. También son funciones del Hun la sensibilidad para captar los ambientes.

Está implicado en el proceso de soñar; durante el sueño, el hígado repara los daños fisiológicos o psicológicos , función que no puede llevar a cabo optimamente si está enfermo.

Según los tratados de medicina china Nei JIng Su Wen y Nei Jing Ling Shu, " Cuando el hígado está en exceso, soñamos con la ira, con el combate, con los juicios, cuando el hígado está en vacío , soñamos que alguien nos agarra por detrás, soñamos que nos paseamos or el bosque, que nos estiramos debajo de los árboles, con ganas de quedarnos allí".

El alma Hun permanece más allá de la muerte, es la última de las almas vegetativas en abandonarnos, permanece mientras siempre que los ascendentes hayan sido virtuosos y mientras que los descendientes recuerden con cariño y respeto al familiar.

La hepatitis crónica perturba este órgano pudiendo causar los trastornos mencionados especialmente la fatiga crónica, la cefalea, el nerviosismo y la ansiedad.

No vamos a terminar el post con esta poca alegría, en el próximo veremos todo lo que podemos hacer para prevenir, aliviar y mejorar la energía del elemento madera.

Elemento madera (Hígado y vesícula Biliar)







El elemento madera simboliza la fuerza de la naturaleza que surge en la primavera; es el primer impulso, impulso por nacer, por vivir y crecer. La naturaleza despierta del largo letargo invernal, y surge, por ello significa germinación, expansión, florecimiento, abanico de colores, el campo muestra uno de sus momentos más esplendorosos.
El trigrama de Tchen (el trueno) y Sun (lo suave) la simbolizan.



Tchen, el Trueno simboliza los cambios bruscos de clima que se producen en esta estación, este trigrama también se denomina Lo Suscitativo, su cualidad lo que moviliza, el primer movimiento, la imagen el trueno, su familia el primer hijo (siempre según el I Ching); El trueno simboliza el movimiento más rápido, más eficaz, capaz de despertar la naturaleza dormida a causa del frío del invierno.


Sung, su cualidad lo penetrante, la imagen el viento, la madera, su situación en la familia la primera hija. Lo Suave ayuda a los seres a tornarse puros, es la brisa que favorece el crecimiento de toda la vegetación. Es un trazo Yin que penetra uno Yang para suavizarlo. También simboliza las raíces que se hunden en la tierra
Se dice " Todos los seres nacen en el signo de lo Suscitativo, las semillas y los brotes hacen su aparición".
El trigrama completo es la madera (como símbolo de la vegetación) que aparece y comienza a echar sus raíces.

Sun psicológicamente visto, simboliza el viento que cambia de dirección constantemente y sin obedecer reglas, son los cambios de humor, también representa la vehemencia, más tarde veremos en más profundidad qué significa esto.


Orientación: el Este (mirando hacia este punto habrán de hacerse los ejercicios de prevención y curación de los órganos de la madera: hígado y vesícula)
"La primavera es el principio del año y la aurora es el principio del día, el nacimiento, el comienzo de la vida. Por lo tanto, aurora y nacimiento están relacionados con el elemento Madera. Su denominación es la claridad manifiesta; su energía reanima, es templada. Corresponde al viento suave y templado de la primavera cuando la atmósfera se recalienta. La elaboración de esta estación es el embellecimiento, su oficio diseminar."

El Nei Jing Su Wen (antiguo libro de acupuntura) dice:
El univero está de parto y la creación en pleno resplandor. Uno se acuesta tarde, se levanta pronto, sale del hogar, se desata el pelo, se pone cómodo, disfruta de la vida. Es la época en que la vida se produce, no se retira; uno se ofrece, no roba; uno recompensa, no castiga. El Camino (Tao), en respuesta a la primavera, se cuida del nacimiento"

En el nivel del ser humano la primavera es la infancia y la adolescencia, las hormonas vuelan y el cuerpo se nos hace más presente que nunca; despertamos a emociones intensas como la amistad, el amor; surgen los proyectos y las metas pero es también una época de vulnerabilidad extrema que se refleja en crisis emocionales contínuas.

Correspondencias:


Metal: el estaño
Cereal: arroz
Carne: pollo
Fruta: ciruela
Olor: rancio
Sabor ácido
Color: Verde, azul turquesa.
Cifra: 8, tenerlo en cuenta porque a la hora de realizar los ejercicios de Qi Gong preventivo y curativos para el elemento madera (hígado y vesícula) deerán realizarse 8 veces o múltiplos del 8: 16, 24, 32, etc).
Nota de la escala musical china: Jiao (La) , es la tercera nota.
Animales: el Gallo y el dragón.






La madera y el cuerpo






Organo: hígado
Entraña: vesícula
Orificio:ojo
Sentido: vista
Tejidos: músculos y tendones y uñas
Trastorno: espasmos
Secreción: lágrimas
Síntoma: agitación, ansiedad
Sonido: grito
Manifestaciçon: altercado, disputa.
Emoción: ira, rabia.
Sanación: amabilidad.

El Nei Jing nos dice que los desequilibrios de la energía del hígado se manifiestan bajo la forma de espasmos, lágrimas, agitación, ansiedad siendo la emoción dominante la ira.

Si bien la energía madera representada por el hígado y la vesícula son de carácter militar (se les denomina el general y el teniente), no es una energía agresiva, porque por encima de todas las demás cualidades la madera expresa la necesidad y gusto por la cooperación de la naturaleza vegetativa y no sólo la competitividad por sobrevivir. Unos colaboran y aprovechan la existencia de los otros para sobrevivir pacíficamente; quizá la competitividad está mejor expresada en el hecho que resulta de la necesidad de sentirse un individuo, de expresarse como un ser individual; una tercera característica hay que introducir y es la toma de decisiones; el elemento madera y sus correspondencias en el cuerpo humano son los encargados de tomar decisiones (hígado) y llevarlas a cabo (vesícula), es decir para que la comunidad y la expresión individual se logren se hace preciso tomar decisiones que impliquen una constante adaptación y adaptabilidad al cambiante medio que se presenta.

Vamos a ver las emociones del hígado.

Cuando el hígado está en equilibrio la persona es bondadosa y tranquila, pero si no lo está, la emoción que le embarga es la ira, la rabia.
Si hay exceso de qi (energía), el sujeto es irritable, se enfurece con facilidad y le consume la impaciencia; se produce un exceso de calor, enrrojecimiento de la cara, y un exceso de viento.
Si hay un déficit de qi, la persona sigue siendo irritable pero sufre su ira contenida, se desliza hacia un estado de ansiedad o todo lo contrario, cae en un estado en el que es incapaz de planear y tomar decisiones, paralizado, silencioso, no puede hablar no puede salir y manifestar sus sentimientos. Estos estados pueden ser habituales o pueden ser provocados por acontecimientos existenciales, acumulación de estrés, conflictos o agotamiento físico.

El hígado para restablecerse o no caer en estos estados, necesita un clima suave y ligero, un entorno de amabilidad; esto le relaja y le repara; es necesario que las personas que padecen del hígado sepan rodearse de personas especialmente tranquilas y serenas, visitar a menudo el campo para sentir y contemplar la naturaleza y vivenciar lo verde para poder regularse.

Un hígado fragil a la larga convierte a la persona en irritable.
Otra forma de explicarlo, la madera simboliza la pulsión por la vida, como dice Carola Beresfod, es como esa plantita que quiere abrirse camino entre el asfalto; si la planta puede al asfalto la rabia se abrirá paso hacia arriba, manifestándose como una ascensión de qi (calor, rojez) y desembocará en un pequeño estallido o mal humor; pero si el asfalto es más poderoso, esto es la represión ejercida sobre la rabia, no se manifestará abiertamente, el qi se enlentece y forma bloqueos horizontales, en garganta, diafragma y pelvis; psicológicamente la rabia reprimida suele volverse contra uno mismo y deviene en depresión.

Ya hemos indicado qué podemos hacer, además esta autora propone que dejemos ser a estas personas como son, entonces, no suele haber casos de rabia ni depresión sino que es posible que surja la creatividad y la coexistencia en armonía.






16 de mayo de 2008

El Desafío de la Transformación en el Mundo Real



TCC nº 9


Teresa Rodríguez
El pasado 25 de abril el horóscopo de Virgo del periódico La Vanguardia rezaba: "Evite entrevistas o conversaciones de importancia, ya que anda algo bajo psíquicamente. Falta de rendimiento intelectual". A pesar del augurio Tew Bunnag acudió a su cita con TAI CHI CHUAN para hablarnos de su camino espiritual y sanador. Su actitud ante la vida le ha hecho aceptar retos que probasen en un contexto real la validez de sus prácticas y creencias. Un ejemplo de ello es la ayuda que ofrece desde hace seis años en Tailandia a niños y adultos enfermos de SIDA. Tew nos impresionó profundamente con la claridad de su consciencia, su pasión por la vida y la calidez de su corazón.
Empezó a dar cursos en España a mediados de los 80, una época en la que el Taichi apenas se conocía en nuestro país. ¿Qué cambios ha notado en el ambiente desde entonces?En 1975 comencé a enseñar en Inglaterra y después en Francia. En Inglaterra daba clases en un centro y también en algunas universidades del sur del país. Un día vinieron a verme unos catalanes, me dijeron que tenían una comuna y me invitaron a que enseñase allí. A mí siempre me ha atraído lo desconocido, y además había estudiado la literatura española cuando era joven, por eso pensé que podía ser una manera de reconectar con España. En 1985 tuve un par de semanas libres y me dije, ¿por qué no? Entonces vine a Cataluña y me llevaron a una comunidad en las montañas. En Inglaterra había estado desde el principio muy involucrado en estas cosas durante los años sesenta y setenta, así que me gustó mucho encontrarme con un grupo de personas que se habían puesto nombres raros y que tenían algo muy profundo en términos de práctica, de eso no había duda. Las condiciones eran un poco duras, por ejemplo, no había puertas en los retretes, pero
para mí todo aquello era muy inocente, muy fresco. Desde que les conocí quedé encantado con ellos y decidí apoyarles.Esta gente había estado trabajando con Emilio Fiel y la comunidad del Arco Iris y, en relación con el Taichi, algunos habían ido a clases con Peter Yang, que estaba en Barcelona por aquella época. Sin ánimo de crítica, porque siempre he sentido mucho respeto hacia el trabajo de los demás, estos alumnos buscaban un enfoque diferente, y entonces yo estaba muy centrado en la lucha de Taichi y en su aspecto curativo. Al principio, como había ocurrido también en Inglaterra durante los años sesenta y setenta, observé que la mayoría de los que acudían a las clases estaban relacionados con una manera alternativa de vivir y tenían experiencia en prácticas meditativas, yoga y lucha política, todo mezclado. Eran personas que vivían al margen y, aunque no me gusta la palabra hippie, tenían ese fondo. Por aquel entonces yo me preguntaba si mi trabajo podría calar en otro tipo de personas, porque cuando había comenzado a dar clases en Inglaterra en los años setenta, después de la locura de la década anterior, mis alumnos eran más o menos el mismo tipo de gente implicada en el terreno de la terapia, el activismo político, las drogas... Era un tipo de personas algo particular. Los que venían a los cursos se transformaban poco a

poco, y la puerta se iba abriendo gracias a esa primera generación de alumnos. En España fue más o menos igual, porque cuando aquella comunidad se deshizo casi todos empezaron a enseñar con una gran sinceridad. Gracias a ellos, y no a mí, ahora tengo el placer de ir, por ejemplo, a Castellón y encontrar en los cursos a gente "normal", gente que no vive en una comuna en las montañas, sino enfermeras, maestras, médicos o vendedores de seguros y que están integrando el arte del Taichi en su vida. Eso es una satisfacción para mí, porque coincide con una visión que tuve muchos años antes de comenzar a enseñar: que el Taichi es un tesoro en la época que vivimos, en nuestra era, porque es un medio, un lenguaje que puede ayudar a la gente y transformar su vida. Nunca pretendí ser como un misionero, no tenía el cometido de cambiar las cosas aunque sí tenía la fe, porque el arte del Qi me había salvado la vida de joven cuando sufría depresiones. Conocía el poder y el potencial que tiene el Taichi para curar y transformar, y por eso creía que podía ayudar. Y ahora, cuando hago mis pequeños cursos, sobrepaso con creces mi esperanza al ver a los alumnos aprovechar el arte e integrarlo en su vida cotidiana y en sus tareas profesionales.
Para mí esto significa mucho porque veo que el arte hoy día sigue tocando y llegando a las personas. Cuando empecé a enseñar en Inglaterra, Francia y España, tenía que emplear mucho tiempo en explicar el concepto de Qi, yin, yang, etc., porque no existía este lenguaje y tampoco había puntos de referencia, no había nada. Ahora, como siempre, puede haber quien se ría de estas cosas pero, en general, la gente las conoce. Y esto es un gran cambio que se realiza a muchos niveles. Por ejemplo, hay quienes se vuelven vegetarianos o se preocupan por comer alimentos biológicos, se relacionan más con el entorno, eligen un modo de vida más sano... todo esto son consecuencias de la práctica. Creo que el Taichi ha contribuido a crear otra sensibilidad y este hecho es revolucionario. No es la única influencia, por supuesto, pero forma parte de una revolución "tranquila" de personas a las que ha llegado esa especie de chispa y toman consciencia de cómo viven, comen y beben. Esto es lo que importa y me siento muy feliz de haber formado parte de ello, de haber contribuido a que ocurra.

¿Cuáles fueron los motivos que le llevaron a la enseñanza?En realidad yo no tenía la intención de dar clases, fue cosa de mi maestro de meditación. Él iba a montar un centro experimental en Inglaterra con la idea de combinar los caminos y prácticas tradicionales con la terapia y los acercamientos occidentales. Me invitó a enseñar allí y me dijo que estaba preparado. En aquella época yo había formado parte del movimiento contra la guerra de Vietnam y me sentía un poco cansado de tener una misión. No tenía la ambición de enseñar ni de cambiar el mundo, me sentía bien practicando y viviendo mi vida. Pero cuando me sentaba a meditar veía que esta propuesta coincidía con lo que yo quería hacer para aportar mi grano de arena; y además suponía experimentar, realizarlo de una forma distinta a la tradicional, así que me dije, ¿por qué no? Y lo hice. Los primeros años teníamos sobre todo personas que estaban siguiendo terapia o que habían sufrido los excesos de los años sesenta y eran adictos. Teníamos que tratar problemas concretos y para mí fue un gran desafío averiguar cómo utilizar e integrar mis conocimientos. Así fui aprendiendo a enseñar y así es como lo sigo haciendo.
Lo primero que ha llegado del Taichi a occidente es su aspecto de salud y meditación. Muchos profesionales y medios de comunicación hasta ahora han recogido sólo esta faceta y olvidado el lado marcial. Entonces, el arte queda incompleto. Hoy día muchas escuelas tratan de recuperar este aspecto y el problema es que algunas han inclinando tanto la balanza hacia lo marcial que se han olvidado del lado meditativo y espiritual, y la enseñanza vuelve a quedarse incompleta. ¿Podría hablarnos de su visión personal al respecto?La contradicción entre el aspecto espiritual, que incluye la meditación, y el marcial es un tema muy importante. La riqueza del arte consiste en integrar ambas caras dándoles la misma importancia. En la vida pasamos por fases en las que una faceta adquiere mayor relevancia que la otra, pero existen ambas. El Taichi es un camino marcial, de
eso estoy seguro, porque el lenguaje básico del arte lo es. Tenemos que tener claro qué significa marcial y, sobre todo, entenderlo en la época que vivimos. ¿Qué significa un entrenamiento marcial en el contexto de bombas nucleares, armas, terrorismo y violencia de todo tipo? ¿Tiene cabida en nuestra sociedad, o es algo exótico que sólo vale para esos espectáculos de combate libre donde dos personas simplemente se pegan? ¿Es juego o autodefensa? Hay que considerar esto cuando llegamos a un arte marcial llamado interno, cada practicante tendría que contemplar las razones que llevan a alguien a querer pelear en este contexto. Para mí luchar siempre ha sido un medio para explorar la posibilidad de salir de la violencia, que es algo muy difícil. Empecé mi carrera como profesor de Taichi trabajando con gente que la había sufrido y que estaba atrapada en patrones de autoabuso, así que este tema me ha tocado de cerca.
Creo que en nuestra época las artes marciales son un lenguaje, porque ya no estamos en un tiempo en el que sirvan para ir a la guerra y matar o que te maten. Hoy día si quieres matar a alguien no aprendes Taichi, te buscas una pistola o algo
así. En este contexto social creo que el arte marcial continúa siendo importante como un área donde explorar nuestra propia violencia y buscar la forma de ir más allá, hacia la paz. Eso es lo que aparece casi siempre cuando entro en este terreno con mis alumnos: la posibilidad de investigar este tema en profundidad, mucho más allá de las creencias, y esto es algo muy difícil. Porque alguien puede creer firmemente en la paz y pensar que tiene superada su propia violencia interior, pero después, en el trato con la familia o con los seres cercanos surgen la rabia, la impaciencia, las palabra crueles... Esto nos ocurre a todos. Hay una gran distancia entre lo que creemos y lo que vivimos, y me parece que las artes marciales nos ofrecen un espacio donde ponernos a jugar y revelarle al otro, y también a nosotros mismos, los patrones que tenemos. Y después, cuando fuera del entrenamiento surja algo negativo y llegue el momento de aplicar todo esto, en vez de reaccionar con violencia, al menos seremos capaces de detenernos un instante y responder de otra manera. A mí me interesa este nivel de las artes marciales que no tiene nada que ver con ganar o perder en la lucha, ni con la competición, porque aunque esas cosas pueden dar muchas satisfacciones, en realidad lo que me importa es el lenguaje de exploración y descubrimiento que no hace daño y con el que podemos reír, jugar y aprender. El lado marcial nos ofrece una oportunidad que se presenta muy raras veces, sobre todo de adultos, porque hemos perdido la posibilidad de jugar a pelearnos con golpes, patadas, puñetazos, etc.
El aspecto espiritual es muy natural, y además complementa el lado marcial, porque en un momento dado, cuando aceptamos el compromiso de ir más allá de la violencia hacia la plenitud y la paz, estamos tratando con cosas espirituales que trascienden nuestro pequeño yo, nuestras reacciones y patrones violentos. El Taichi es un arte marcial interno que ofrece técnicas para desarrollar la capacidad de utilizar la energía del compañero sin usar
la propia, de guardar el centro y evitar que nos ahoguen las emociones, de "leer" y comprender lo que va a ocurrir antes de que pase, de escuchar la respiración del otro y entender su vibración, de prevenir los momentos de conflicto o bien de estar preparado y adaptarse a ellos... Todo esto depende, en el instante del intercambio, de una cualidad que es la conciencia, la mente. A través del trabajo de la meditación se desarrolla esa misma sensibilidad que se transmite a la forma de Taichi y que hace que cambie totalmente, cuando uno consigue mantenerse inmóvil en el movimiento y moverse sin perder el sentido de ser. En la lucha es importante evitar caer en proyecciones mentales como encogernos ante alguien sólo porque sea más grande que nosotros. ¿De qué valen entonces todas las técnicas que se han aprendido?Ambos aspectos del Taichi, marcialidad y espiritualidad, me parecen muy naturales y no hay conflicto entre ellos. Tenemos un arte muy rico
que sorprende y ofrece los medios para disfrutar y vivir mejor, con más amor. La diferencia entre el Taichi y otros caminos es que es un arte marcial. Es en este contexto donde podemos intentar encontrar nuestro propio bienestar. Creo que éste es el sentido que el arte tiene en nuestra época

De cara a los que se inician en la práctica, ¿cuáles son los regalos que puede ofrecerles el Taichi?Los que practicamos Taichi tenemos una conexión sencilla con nuestro cuerpo, pero muchos de los que llegan para aprender el arte la han perdido. Yo tengo alumnos que vienen a clase para reconectar con su brazo o su mano, y estoy contento por eso, porque no hay que olvidar que muchas personas sufren la alienación de su propio cuerpo, no saben dónde están, ni son conscientes de su vida. He trabajado con universitarios y cuando decía, por ejemplo, "puño izquierdo", había quien no sabían muy bien cuál de los dos era. A veces el exceso de formación intelectual nos impide vivir el cuerpo inocente y sencillamente. Un lenguaje como el Taichi, que desde fuera parece exótico, puede reconectarnos con nuestro sistema de otra manera, y así es posible deshacer los patrones que tenemos y descubrir otra vez el placer de tener manos y brazos que funcionan. Cuando fallan nos quejamos y nos deprimimos mucho, y sin embargo cuando están sanos no lo celebramos. El Taichi es para mí la celebración del milagro de que todo funcione bien. A través suyo la persona se despierta cada vez más, y esta capacidad es algo que no suele transmitirse en las clases.Al principio el lenguaje es muy importante. Cuando despertamos algo haciendo Taichi vivimos el cuerpo de forma distinta y enseguida tenemos también la sensación de estar de otra manera en la vida. El primer paso en el Taichi de cualquier estilo es bajar, enraizar, y después ralentizar, y esto nos provoca de inmediato un cambio a la hora de enfrentarnos a nuestra vida, sobre todo en esta época en la que siempre estamos corriendo de aquí para allá. Por eso es que hace casi cuarenta años pensé que estábamos ante un lenguaje realmente político en el sentido de que transforma el modo de vivir de la gente
Actualmente hay muchas personas que sufren de hiperactividad o ansiedad, y la sola idea de hacer Taichi les pone muy nerviosos porque no pueden ralentizarse y aprender a respirar correctamente. ¿Cómo podemos transmitirles mejor el arte?Creo que cuando alguien llega por primera vez a una clase hay que ayudarle a “despertar” desde donde está, con respeto y sin analizar en principio lo que le ocurre. Tarde o temprano tienes que preguntarte la razón, que seguramente es el miedo, pero la paciencia es muy importante en la enseñanza, y también lo es la empatía, respetar dónde está el alumno que llega y utilizar con habilidad las herramientas que uno tiene. Por ejemplo, si veo que hay rabia, una emoción muchas veces difícil de reconocer y aceptar, intento utilizar alguna técnica que en vez de ayudar a reprimirla y reforzar así este patrón, le apoye para que salga y pueda revelarse un poquito más. Esta es una de las ventajas de manejar el lenguaje marcial, que podemos trabajar con patadas o puñetazos acentuando la exhalación para ayudar al alumno a enfrentarse con este fenómeno de la rabia dentro de sí mismo, sin hacer daño a nadie y sin que intervengan la palabra ni el lado intelectual, sin preguntar la razón que puede haber detrás, como que tu padre te pegaba, por ejemplo. Aquí estás trabajando directamente con la energía, soltando esa patada que quizás nunca hayas podido dar, liberando la energía que estaba reprimida en los muslos, en las caderas, en la parte baja, en la columna. Creo que el trabajo de un profesor es reconocer estos problemas desde su doble experiencia y utilizar sus herramientas con habilidad.Yo no puedo hacerlo siempre, pero lo intento. Si consigo algo, viene del respeto hacia mi alumno. Y viene también de las prácticas que he hecho para aprender a escuchar. No es nada especial, ni misterioso. Si eres profesor, evalúas las cosas que te vienen a través de tu experiencia y desarrollas la capacidad de captar a tu alumno, de
escucharlo. Entonces funciona, porque la relación es muy viva y entiendes realmente lo que le ocurre.Te voy a ofrecer un ejemplo de mi otra vida en mi país. Allí trabajo con gente que se está muriendo. Alguien que ve cerca la muerte siempre busca un aliado, un amigo, un testigo de su proceso. A veces te preguntan: "¿Me estoy muriendo?" Y muchas veces tú tienes que ser muy sensible a él y a algo que se llama la verdad. Y la verdad es que se está muriendo. Para ayudar a morir a alguien sin miedo, con coraje y calma, a veces tienes que darle una mentira, o decirle la verdad de otra manera: que todos estamos muriendo, por ejemplo. En realidad no es una mentira, pero da otra perspectiva, otra manera de vivir ese proceso. Esto le puede ayudar a aceptar la muerte. Si utilizamos en estos casos una franqueza fría y decimos la verdad hay personas que pueden afrontarla porque están preparados, y entonces uno debe decírselo, pero no puedo explicarte cómo saber si están listos o no, porque eso es algo que nace de la experiencia.
Lo que intento decir es que no hay una manera única de enseñar ni de transmitir
lo que vemos. Y como profesor tienes que estar siempre buscando, entendiendo y escuchando tu propio proceso, desarrollar tu propia sensibilidad y a la vez respetar a tus alumnos. Esto es un punto clave para mí y es algo que estoy compartiendo continuamente al relacionarme con los amigos. Cuando nos encontramos en el terreno de la enseñanza lo más importante es que estamos creciendo, no debemos dejarnos atrapar por la sensación de poder. Hay que estar detrás de los alumnos apoyándolos, escuchando. Esto es muy distinto de la forma tradicional de enseñanza, y es algo que requiere un trabajo constante.Creo que esto es un punto clave, porque estamos hablando de un arte tradicional que ha llegado hasta la actualidad, y en mi opinión existen formas de transmitirlo que son más eficaces, más reales y sensibles a lo que está ocurriendo que el paradigma tradicional. Algo que siempre me ha preocupado y me ha fascinado es cómo salir de los límites de lo tradicional, cómo hacer algo que está vivo para la gente. Creo que es muy importante para el Taichi en nuestra época evitar la rigidez y el miedo, que no son necesarios y crean dependencia. Y no es que no aprecie a un gran maestro, pero la relación que se establece con él me parece limitada y por eso siempre he sido incapaz de adoptar ese papel.
Hace un momento ha mencionado su "otra vida". Nos gustaría mucho que nos hablase sobre su labor en Tailandia con enfermos de SIDA.Durante muchos años he soñado con hacer algo sencillo con lo que contribuir a mejorar mi país. Desde pequeño nunca había vivido largo tiempo allí, siempre iba de visita y entonces veía muchos problemas sociales. Por otro
lado también quería investigar cómo podía aplicar allí todas las cosas que había enseñado durante décadas fuera de mi país. Hace seis años decidí empezar a trabajar en un centro que acoge a niños de la calle, huérfanos o maltratados, y decidí hacerlo en una sección donde se atendía a niños y adultos con SIDA. Quería realizar alguna tarea simple, como cambiar pañales y cosas así. Poco a poco comencé a trabajar con enfermos terminales, niñosque morían, y al echar mano de toda mi experiencia anterior sobre este tema, descubrí que no era tanta como para afrontar lo que tenía delante. Cada vez me fui involucrando más en este trabajo y empecé a ver cómo podía aplicar, a veces indirectamente, las cosas que había aprendido del Taichi. Por ejemplo, la sensibilidad de ofrecer un espacio a alguien para que comparta en sus últimos días algo muy problemático o difícil. Creo que esta habilidad me la ha proporcionado el entrenamiento con el Taichi y por eso he logrado percibir en las personas el espacio justo para ofrecerles la oportunidad de expresar sus dudas antes de continuar con su viaje. A veces he podido ayudar compartiendo unos ejercicios muy sencillos de Taichi, pero no me he planteado aplicarlo literalmente, ni crear un grupo en este centro. Tengo una clase en Bangkok
para esto, pero es otra cosa. Mi sueño, mi visión, era conectar lo que hacía de forma personal con la vida real. Creo que a veces la trampa del que enseña, y en mi caso llevo haciéndolo más de treinta años, es que muchas veces sólo pensamos en la enseñanza, y no ponemos en práctica eso que transmitimos donde es necesario, en la vida real.
A mí me intrigaba mucho saber si esto funcionaba o no cuando se trataba de compartir, de hacer espacio, de recibir o de dar energía. Y tampoco sabía si iba a funcionar en situaciones "extremas", porque trabajar con enfermos de SIDA siempre es un desafío. No era fácil cuando empecé, y sigue sin serlo hoy, cuando miro a
alguien que está consumiéndose de esa forma. A veces cuesta mucho. Pero en este momento siento que esto me ayuda a trabajarme, y tengo que buscar en la fuente de mi ser y en todo lo que he aprendido, en las prácticas espirituales y marciales, el coraje y el cariño necesarios para tratar a alguien con sinceridad y valentía en esos momentos, sin intentar escapar. Para mí está siendo una gran enseñanza personal y a veces pienso que todos los maestros de meditación, de Taichi y artes marciales, los terapeutas, etc., deberían tomarse un poco de tiempo para hacer algo así. Eso no quiere decir que tengan que hacerlo para ser mejores, sino porque resulta muy enriquecedor para los que estamos en este papel hacer algo sencillo, desafiante y real en la vida, comprobar si eso que sabemos funciona o no, y aprender a percibir el momento
en que alguien te pide amor y cariño de verdad. Como ya he dicho, estos seis años han sido muy formativos y muy importantes para mí porque he podido poner en contexto toda la enseñanza que he compartido y toda mi experiencia, y me siento muy agradecido por haber tenido esta oportunidad.
Este artículo ha sido posible gracias a la generosa colaboración de Enric Mas.
Fotografías: Denys Blacker, Teresa Rodríguez.Diseño: Alfonso Manzanares
Teresa Rodríguez ha estudiado Qigong, meditación taoísta y Taijiquan de los estilos Chen, Yang y Zhen Zong. Es profesora de Qigong y Taijiquan y terapeuta de Shiatsu.
www.artestaoistas.com


11 de mayo de 2008

Esperanza

La vida es un largo camino, como una estación en la que los trenes se suceden, alguno se detiene por brves instantes, cuando no se espera nada, a veces, sólo a veces, surge un rayito de esperanza. Disfrutemos del momento




And I wished for so long, cannot stay...
All the precious moments, cannot stay...
It's not like wings have fallen, cannot stay...
But I feel something's missing, cannot say...

Holding hands are daughters and sons
And their faiths just falling down, down, down, down...
I have wished for so long
How I wish for you today

We all walk the long road. Cannot stay...
There's no need to say goodbye...
All the friends and family
All the memories going round, round, round, round
I have wished for so long
How I wish for you today

And the wind keeps roaring
And the sky keeps turning gray
And the sun is set
The sun will rise another day...

We all walk the long road. Cannot stay...
There's no need to say goodbye...
All the friends and family
All the memories going round, round, round, round
I have wished for so long
How I wish for you today
How I've wished for so long
How I wish for you today

We all walk the long road

6 de mayo de 2008

Tai Chi con Tew Bunnag...y mucho más
















Se suponía que iba a ser un fin de semana de práctica de Tai Chi con Tew Bunnag, lo cual ya era de por sí una golosina, pero resultó ser mucho más que eso; todo un mundo de casualidades-sincronicidades, flotaba un algo en el ambiente, reconocido inmediatamente como esa inseparable y no siempre bienvenida amiga que se llama muerte, la sensación de llevarla pegada al cuerpo desde hace años, la emoción del intenso miedo que provoca, el pensamiento de que por más que crees que las cosas finalmente han cambiado resulta que siguen prácticamente igual, si bien es cierto que con algo menos de virulencia, y nada, allí te diriges con este hatillo a la espalda, quizá con la pretensión de pasar el fin de semana notando un poco menos su peso. Pero no, algo decía que no y, definitivamente fue que no.


Ya en el viaje hacia Lucena las conversaciones giraron a su alrededor, una corriente de empatía hizo que se hablara de esas cosas que bien por respeto o timidez no suelen salir en las conversaciones habituales... y allí me ví reconociendo lo que es evidente, a lo que se ve no sólo para mi, si no también para las personas que saben captar o "ver" con el ojo interno; claro que no trataba de ocultar nada, aunque de poco me hubiera servido me parece ... y así llegamos con ese saber qué es lo que te pasa pero no qué hacer para seguir adelante y que no siga paralizando la vida, en esa lucha por no estar muerta en vida que quizá es la peor de las muertes, sí esa que te impide vivir, el cuerpo lo hace porque se niega a no realizar su obvia condición de ser vivo, pero la mente le abandona y de eso se resiente.


Bueno pues con estas cábalas llegamos al encuentro, y mira tu por donde el recibimiento de Tew Bunnag es algo aproximado a lo que sigue:


Recibimiento cordial, práctica de chi kung y después unas pocas palabras... que venía dispuesto a realizar un curso sobre perfeccionamiento de las técnicas marciales del tai chi, es decir trabajar la técnica marcial como fundamento que es del tai chi, algo que en Occidente se tiende a olvidar, pero que en el último momento ha sentido que el curso ha de llevarlo por otros derroteros..


Ya decía que algo olía a encerrona vital! sí, el curso iba a tratar del retorno ( a mi cabeza acudió Eliade y su Mito del Eterno Retorno e inmediatamente el recuerdo vago de que Bunnag había estudiado en Inglaterra y había tenido contactos con Junguianos...y de aquí a la asociación fue una milésima de segundo...retorno, retorno ...o sea muerte) efectivamente, medio huyendo del asunto me había metido de lleno en la guarida del lobo! aquí está de nuevo mirándome con cara de sorna, creías que escaparías???

Trataríamos de relacionar nuestro cuerpo y nuestro espíritu con los cinco elementos (tierra, agua, fuego y aire) pero no con la perspectiva que lo habíamos hecho hasta ahora, la de la vida, sino conectando esos cinco elementos con la necesidad de prepararse para el retorno; para ello primero comprender qué es cada elemento, después conectar el cuerpo con cada uno de ellos; finalmente una meditación taoista; fue desgranando poco a poco cómo existe una correlación u armonía entre el ser humano y los elementos tanto para la vida como para el retorno, encontrar una voz que habla con respeto pero sin miedo sobre el tema ha sido alentador y aleccionador, sólo recuerdo otra persona que desde una profunda comprensión hable con desparpajo y risa inocente sobre esto aportando un aire de frescor.

Hicimos una relajación situando al cuerpo en la tesitura de quien está perdiendo ya la vida, experimentando la falta de alimento, la pesadez en el cuerpo, la falta de bebida y del elemento agua notando entonces cómo el cuerpo se va haciendo duro e inflexible, más adelante le tocó el turno al fuego y el cuerpo se fue desprendiendo de su calor, retornando el fuego al fuego, y por último, el elemento aire, bajando el ritmo y la cantidad de oxígeno hasta el límite, presintiendo qué significa que el Qi propio se disuelva en el Qi del universo. Muchos de los compañeros sintieron una gran relajación, yo no. Realmente la temperatura corporal me abandonó, y ese limitar el aire me puso en una situación comprometida, parecía que realmente fuera a dejar de ser....dejar de ser, esto fue el punto de inflexión, pero, quién deja de ser? esta es la pregunta que surgió, y cuya contestación dejo ahí a modo de invitación.

Tew Bunnag, con dolor nos contó que llevaba ocho años acompañando a moribundos en este último trance, pero esto es algo que pertenece a ese momento, después con una sonrisa, renovó junto a su no apego, la alegría de estar vivo, la celebración de respirar en cada instante, de ver el sol nuevamente cada mañana. Y para celebrar la vida cantamos un mantra sobre la compasión:

Meta, Karuna, Mudita, Upeika.

No puedo decir que ya no tenga miedo a la muerte pero sí que es menos ajena, menos perturbadora, puedo decir que he aprendido un poquito siquiera a no huir, a comprender a las personas que están cercanas a atravesar el umbral, a retornar a la naturaleza. Espero que llegado el momento pueda desapegarme y andar ese camino de vuelta con serenidad.





5 de mayo de 2008

Sobre los resultados de la encuesta


Bien, como sabéis hice una encuesta sobre si alguno querría participar con sus escritos en este blog, once habéis contestado que sí; propongo que os pongáis en comunicación conmigo, la manera, pues hasta que sepamos nuestros respectivos correos, podéis decirme algo en los comentarios en este post, la información no la publicaré y sólo tengo acceso a ella yo, después de ese primer contacto podemos decidir cómo llevar a cabo esta nueva andadura, os espero.
Por si no ha quedado claro, abrid los comentarios y dejadme allí un correo y lo que queráis decirme... os iré contestando.