6 de diciembre de 2007

La Hermana de Sándor Márai -reseña-

Quizá sea esta la primera novela de Márai en que se percibe un cierto optimismo respecto al ser humano, el hombre tiene algo que hacer y qué decir en cuanto a su destino, y resulta curioso que sea precisamente en el tema de la enfermedad, donde normalmente somos sujetos "pacientes" y no agentes; nos regala una sensibilidad, por desgracia creo que ya perdida, en la relación médico-enfermo y un relato estemecedor del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad; lo verdaderamente inusual y maravilloso es contemplarla a través no de lo que la enfermedad nos quita sino de lo que nos da, no sólo en cuanto a percepciones y emociones, que ya sería de por sí suficiente, sino también a reflexión profunda del sentido que puede tener, la pregunta sería paradójicamente, de qué me quiere curar esta enfermedad, qué hice o dejé de hacer para verme así postrado, qué se me pide para salir de esta situación, dónde mentí y dónde está mi verdad.

De Márai me conmueve su lejanía de falsos sentimentalismos y moralinas, situándose ahí en donde a todo ser humano le es permitido llegar. Con esperanza me sumo a ese pensamiento para el que un enfermo no se cura sólo con medicamentos, médicos y enfermeros, sino a través de la voluntad poderosa de querer vivir, de querer sanar, sin ella nada es posible; y con qué sutileza le llega al personaje de esta novela...esa voz que apenas se percibe, confusión de morfinómano accidental, punto entre la consciencia y el sueño, lugar de nadie donde comienza el viaje sin retorno: "usted va a morir...no quiero que se muera".

Añadamos un sutil estudio de la adicción no sólo a la morfina sino en su sentido más amplio, a la de ciertas emociones mórbidas, incluso a esas que se refieren a una de las expresiones más elevadas del ser humano como es el arte....cuando la música se vuelve cárcel la mente sufre y a veces sólo le queda el cuerpo para expresarse. Todo ello con la prosa de Sándor Márai, una prosa fácil, placentera, armoniosa, esperanzadora, que al mismo tiempo obliga a intentar encontrar esa mentira que envenena e intoxica y ese "todo" del que nos habla el autor: "No desprecio la medicina y sé que lo que hacemos no es poco. Pero no es todo. El todo, maestro, es ese extra con que la salud vence la enfermedad, con el que la actividad vence a la flojera latente de la vida y el universo; el todo es la creación, una corriente profunda que impregna a una persona cuando se encuentra con Eros...
"la vida es veneno si no creemos en ella, si ya no es más que un instrumento para colmar la vanidad, la ambición y la envidia".

La novela empieza donde en realidad termina, finalmente se comprenden las palabras del narrador cuando nos presenta al célebre pianista Z: "el fenómeno me hubiera impresionado como prueba tangible de lo perecedera que es la fama y gloria humanas, si en el momento del encuentro las maneras y el comportamiento de Z. no me hubieran convencido de que afrontaba su duro destino no sólo con singular entereza, sino también con serenidad y optimismo. La desgracia no lo había herido, humillado ni quebrantado. En su serenidad no había rastro de rencor....esa extraña calma se reflejaba en su mirada como un apacible rayo de lucidez interior."

Sándor Márai nació en 1900 en Kassa, Hungría, abandonó su país en 1948 tras la llegada del régimen comunista y se instaló en Estados Unidos; su obra fue prohibida en su país cayendo el autor en el olvido a pesar de ser uno de los escritores más importantes centroeuropeos, murió pocos meses antes de la caída del muro de Berlín.
Es un escritor fascinante, su punto fuerte desentrañar los más recónditos pensamientos y sentimientos, un excelente conocedor del alma humana. Otros títulos que sugiero son El Ultimo Encuentro, La Mujer Justa, Divorcio en Buda, todos en Ed. Salamandra.

A ver si os animais y os gusta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Chica, pues creo que voy a buscarlo en la biblioteca, me ha picado.

Dice Sándor: En su serenidad no había rastro de rencor....esa extraña calma se reflejaba en su mirada como un apacible rayo de lucidez interior."

Hablando de la calma, yo publiqué un post en mi blog que decía así:
"Existe un tipo de calma que no se parece a ninguna otra. Es la calma del saber que algo escapa a nuestro control y ninguna acción va a influir en su desarrollo. La calma del hecho consumado, del viaje irrealizable, del sueño imposible.”

Cosas que hacen Bum, Kiko Amat. pág. 156

Ante todo, mucha calma, que decían los gallegos.

Cristina dijo...

Pues sí veo que hablan de la misma calma, ya me gustaría a mi alcanzarla así y no volver a perderla....osea que los gallegos dicen esto de ante todo mucha clama? pues mira también lo que dicen...jejeje lo pongo en nueva entrada.. mira que saben!!!

Anónimo dijo...

Hay un tal "Carlos " que dice:

Amiga risa, hermana nostalgia
madre alegria, dulce esperanza
ahora que el viaje termina me
invade la calma.

Solo al final del corredor
miro las fotos que retrataron mi alma
se están borrando
y sobre un mar de confusión
salen a flote algunos errores y faltas
pequeñas faltas

Rojos demonios de la venganza
negros bufones de la ignorancia
ahora que el viaje termina me invade la calma.


M-clan del album, Usar y Tirar. No es gallego, pero casi....

Cristina dijo...

Qué suerte tiene este tal "Carlos" de tener sólo pequeñas faltas....creo que en mi recorrido final van a ser un poco más rellenas y grandes...en fin esperemos que las de la etpa adulta y de vejez sean algo menos abultadas....
Anda qué no daría por encontrar esa calma final, casi me parece de las pcas cosas imprescindibles como ser humano.
Por cierto que esa calma o al menos emularla ayuda mucho en los momentos de gran ansiedad, me refiero a no actuar, sentarse y no actuar...la ansiedad se disuelve como por arte de magia....lo habéis probado???

Anónimo dijo...

Si, la he probado hasta el punto de quedar en estado catatonico,jajaja....es cierto,todo se ve desde un plano distinto cuando conservas la calma.Todo se relaja y sientes que llevas el control de la situacion, ...la cosa tiene su aprendizaje,ya lo creo.