18 de febrero de 2008

Como la vida es la muerte



Apágame los ojos: puedo verte;

ciérrame las orejas: puedo oirte,

y sin pies puedo andar hacia ti,

y aun sin boca puedo invocarte.

Arráncame los brazos y te asiré

con el corazón como una mano,

detén mi corazón y latirá mi cerebro

te llevaré en mi sangre.

El Libro de Horas (Rainer María Rilke).

1 comentario:

Sebas dijo...

¿y si me traiciona el pensamiento...?
...espero acogerme al sentimiento.